miércoles, 5 de marzo de 2008

Moda chispeante

Si se trata de buscar entrecruzamientos o chispeantes cortocircuitos entre mensajes gráficos procedentes de diferentes registros culturales, no hay más que acurdir al océano que es la moda. En este ámbito es quizas donde podemos encontrar muchos ejemplos, generalmente de adopciones de aspectos de la low culture, por parte de la high. Un apadrinamiento que que suele ser muy exitoso.

Dejemos de palabrerías y pongamos ejemplos, Nicolas Ghesquière para la casa balenciaga, apostó por el global mix, que consiste en un collage de prendas de otras culturas, reinventadas en cierta manera, abrigos de pelo importados de Mongolia sobre una chaqueta universitaria y encima de un vestido estampado africano, o fladas de rumanía con bordados coloridos, todo ello acompañado con cinturones de gladiador, tacones de mecano y complementada con pañuelos palestinos. Elementos todos ellos de cultura popular de otras tradiciones, que en este caso han pasado a ser high culture. Este es un ejempo de lo que puede hacer un nombre.

Un ejemplo claro, muy en voga es la palestina Dries van Noten, Jean Paul Gaultier o Custo Barcelona han sido quienes han elevado la tendencia a los altares de lo sofisticado. Para colocar una revisión de pañuelo revolucionario como un objeto de lujo por el que pagar más de 4.000 euros hace falta todo el empuje y el músculo de la marca de culto del momento. A partir de ahí, el virus se ha propagado con rapidez en marcas como Zara, Mango o Stradivarius. Vamos que todo el mundo tiene una ya.

Podemos seguir ejemplificando, con muchos ejemplos estas curiossa mezclas. En ocasiones veo virgenes, es lo que podíamos haber pensado cuando acudimos a la pasarela de alta costura de Jean Paul Gaultier, que presentó su colección de alta costura con olores a incienso y a iglesia. Sus modelos recrearon el imagenes amrianas reproduciendo santas góticas, monjas extasiadas o vírgenes de relicario.

Con lágrimas negras en el rostro, sagrados corazones en el pecho y mantillas en la cabeza, el desfile evocaba coloristas santuarios mexicanos, piedras románicas francesas y dorados retablos españoles. Los nombres de los vestidos: Guadalupe, Inmaculada, Macarena, Encarnación, Dolores.... Desde luego, que esto es más que un entrecruzamiento, saltan las chispas, la cultura popular, como es la de la iglesia que ya de por si tienes aspectos de high culture, convertida en moda con un nombre más que importante en el mundo de la aguja y el hilo.




Sigamos cosiendo, otro bordado de lujo para esta ocasión podría ser John Galliano, él en este caso siempre se inspira en elementos de cultura popular, ¿ejemplos? ¡millones!, España y las sevillanas, el fantástico y lejano oriente que tanto le fascina.

Podríamos seguir comentando ejemplos de estos choques pero, podríamos estar horas, y añadiendo palabras eternas, ya que casi todo en la moda se inspira en algo y suele ser de cultura popular, así que a la moda hay que perdonarselo todo, muere demasiado pronto, bueno resucitará más pronto que tarde.





yo también odio la lechuga iceberg. Señorito Yanes

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